Las primeras zapatillas que compré específicamente para hacer montaña fueron estas Hi Tec. Ningún otro par que he tenido ha resistido el castigo al que fueron sometidas ellas. Fueron cerca de dos años de experiencias, que conocieron su culmen en un recorrido por la cordillera del Huayhuash cuando esta aún no era Zona Reservada.
Paraba con ellas todo el día. Era una época distendida de convenciones sociales, donde mi calzado de montaña y de diario eran prácticamente uno. De alguna manera lo compartíamos todo.
Cuando ya no dieron para más -en la foto están en 3/4 de su ciclo de vida- las retiré para dedicarlas solo a usos “civiles”. Al poco tiempo el desgaste, o la frustración del desprecio, hizo que fuera mejor optar por poner fin a la relación.
Tras ellas nada fue igual.
Dormir con otras era como la noche fría y seca al otro lado de la carpa. Y es que nunca más acariciaron mis pies con tanta calidez.Y no culpo a sus sucesoras. Los hongos eran, en esa época, de terror. –no jodan, ¡¿alguien puede creer que esto es en serio?! -.